11/08/2017
Tras el viaje de Georgia a Armenia y la parada en el cañón del río Khachakhbyur retomamos nuestra actividad. Para hoy tenemos pensado ir hacia las montañas de Geghama y subir el monte más alto de la zona, el Adhdahak de 3597 metros.
Estas montañas son de origen volcánico ya extintos y se encuentran en un gran altiplano con una altura media de 2500 metros. Terreno de amplios paisajes y de verdes pastos que son aprovechados por los pastores nómadas para llevar a sus rebaños en épocas estivales.
La cordillera está formada por numerosos conos volcánicos siendo el mas alto el que vamos a subir, con la curiosidad de que en el cráter hay un lago de aguas verdosas.
Para llegar al inicio de la ruta es necesario contar con 4x4. El acceso en sí mismo ya es toda una aventura. No hay camino definido y debemos confiar en la pericia y saber de los conductores, aunque a veces dudemos ya que ellos mismos dudan del camino a seguir, se paran cada dos por tres para ver el mejor camino, se nota que no es una zona muy transitada por gente que venga a subir.
Poco a poco vamos subiendo e incluso en alguno de los 4x4 la gente se tiene que bajar porque pega con los bajos, y mejor hacerlo porque algunos llevan bombonas de gas porque aquí la gasolina es cara. Pero al final llegamos a nuestro punto de partida.
El punto de partida es un bonito lago rodeado de conos volcánicos.
Enormes y extensas praderas en los que pace el ganado.
Y en los que vemos pequeños asentamientos de los pastores con sus yurtas.
Vamos poco a poco. El tiempo va cambiando, cosa rara parece que no nos va a acompañar el tiempo.
Y por fin vemos lo que queremos subir y justo detrás suyo la tormenta.
Aunque ésta va y viene y parece que de momento aguanta.
Rodeamos otro lago y comenzamos la subida. Hasta ahora había sido un cómodo paseo, ahora empieza algo más de pendiente.
Pasamos otro lago ya casi arriba.
La cima está cerca.
Y cima. Nos encontramos con un grupo de franceses. Estamos un ratito que no está para muchas glorias. Al rato bajamos por la otra vertiente. Justo abajo nos coge un chaparrón.
Dejamos atrás el lago del cráter.
E iniciamos una incómoda bajada por terreno lunar.
Pero en el que hay vida...
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