Con un invierno en el que la nieve escasea y con ganas de dejar de deslizar, nos planteamos retomar las viejas costumbres coger las botas, el piolet y los crampones y pasar un día relajado.
Teníamos pendiente de subir este clásico invernal del valle de Tena. La idea era de hacerlo con los esquís, pero el porteo se antoja excesivo, incluso para llevar las raquetas, así que lo dejaremos para otra ocasión.
Quedamos en la Sarra para pasar un buen día en buena compañía, contando batallitas y haciendo planes, eso que no falte.
Sobre la subida poco que decir, sin muchas complicaciones y agradable con una buena recompensa visual.
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